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lunes, 11 de octubre de 2010

Fair Trade


Hablar de justicia en el comercio, entendiéndolo como un proceso cíclico, a lo menos lineal, pero siempre con un principio identificable, es lo propio del Fair Trade.
Esta mirada entorno al consumo pone especial atención a los pasos necesarios para que un producto llegue a la góndola, reivindicando la labor de los productores en la cadena de desarrollo. Principalmente, en base a criterios entorno al pago mínimo de las materias primas y mejoras en su manejo interno, que permitan al productor tener calidad de vida para si, su familia, y un desarrollo productivo sostenible y responsable de su ambiente ecológico de trabajo.


A través de estos parámetros, el Fair Trade se hace cargo de los costos que no se traducen usualmente en el precio final de los productos. Esto es algo importante de entender para acercarse a todas las nuevas formas de consumo. La competitividad de precios en el mercado, tiende a evadir en las empresas, los costos ecológicos y humanos que se realizan en la producción de un producto. De esta manera tenemos precios sumamente convenientes para los consumidores, pero que no consideran un manejo ecológico apropiado ni un trato comercial que dignifique el trabajo de productores y trabajadores. Un ejemplo de esto, son los estudios de huella de ecológica, que elevan los precios finales de los productos a un nivel que haría insustentable cualquier tipo de consumismo y por tanto un crecimiento siempre al alza del PIB.   

Cuando hablamos de producción y consumo responsable, por ejemplo, entorno a productos orgánicos, amigables con el medio ambiente, hidropónicos, sin transgénicos, entre sus muchas variedades, cada categoría se distingue por un manejo especialmente cuidadoso de una o más etapas de producción, distribución y /o desecho. Como mencionábamos al comienzo, el Fair Trade si bien puede moverse entre categorías y reunir diferentes atributos, (como un Chocolate Orgánico Fair trade) tiene como leit motiv  los productores: pequeños agricultores, mano de obra artesanal, especialmente ‘tercer mundistas’. Chile por ejemplo, por su ubicación geopolítica, tiene acceso a certificaciones de producción que son privativas en Europa y Norteamérica.


Este modelo Fair Trade es claro frente a los productos, pero ¿Podemos hablar de servicios que puedan aplicar una visión Fair Trade a su proceso de producción?

Los alcances del Comercio Justo sólo se limitan en términos conceptuales. En definitiva, el trato justo a los productores del tercer mundo es un acto concreto pero también una metáfora de la baja calidad de vida en los trabajadores dependientes y sobretodo independientes, frente a las inestabilidades del escenario económico mundial. El Fair Trade en el Servicio, se puede articular como acciones dirigidas a una valoración monetaria adecuada y  sostenida frente a la capacitación y el trabajo que ejercen las personas dentro de las empresas y mediante el outsourcing. Así como garantizar el no trabajo de niños, posibilidades de desarrollo social y profesional del personal, así como el cuidado de su seguridad y salud.

Esto, aunque a veces encarece el valor final de los productos [según el margen de ganancias que hagan sustentable el producto o servicio con Fair Trade], es un compromiso entre todos los actores sociales por darle al consumo el lugar social que le corresponde, privilegiando siempre a las personas y al ambiente por sobre una acumulación de riquezas parcial.

Por otra parte el Fair Trade, frente a las acciones de RSE, son una forma concreta y consistente en el tiempo de elevar los activos de una marca, mediante una comunicación comercial que gana, en lealtad, reputación y posicionamiento, en la medida que está dispuesta a romper con inequidades que atentan sobre su propia sustentabilidad en las localidades en que se desarrolla.











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Por: Viviana Garrido

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